viernes, 14 de julio de 2006

El parto del realismo

Disímiles felicidades inquietud y sosiego:
Sin inquietud no avanzamos,
perdemos nuevos gozos;
sin sosiego nos consumimos
como fuego, inútil, tras aurora.

Y el deseo se rompe sin saber con cual quedarse.

Ayuda necesito, faros de luz;
santos de voluntad de persistencia
entregados a las desahuciadas horas
del final de cada comienzo.

Ayuda, vientres de luz,
perímetros de quietud renacida,
salvaguardando esta hechura de vida sola y tibia
que no entiende su delirio
y reza extática sus indefensas súplicas de finales.


Debatido entre aceptar el dolor de mi karma
o evadirme en alguna estúpida noria,
me estremezco, sintiendo
la regeneración que la tarde hace sobre las flores.
Aparto entonces la mirada de las cosas superfluas
mientras levanto el cáliz del dolor
que han destilado mis heridas;
desesperadas e hirientes de infecunda belleza,
que me afectan con la santa inquietud,
para, en un milagro de gloria,
forzar el parto fecundo del realismo
donde pesar lino es suficiente.

Carlos Alberto Arenas 2003
Gestos cotidianos del azar inconsistente.
Libro "El Olvido de las Flores"

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